FOTO SILLA: Una mujer mayor estaba plácidamente leyendo un libro un sábado después de comer. Es viuda, y vive sola. Justo cuando llevaba 10 minutos leyendo alguien ha tocado el timbre, es su nieta de 24 años que viene a visitarla. Ella trabaja en otra ciudad, por eso, cuando vuelve el fin de semana a casa siempre va a hacerle una visita. Ahora mismo están en la cocina tomando un café y charlando sobre cómo les ha ido la semana.
MARTA LLANO SORIANO La fotografía de la mecedora me inspira ganas de sentarme en ella con un libro, tranquila, sin nadie que me moleste para leer o quedarme un rato pensando.
Mecedora: la mecedora, colocada justo al lado de la ventana, con el libro y las gafas, y la manta me recuerda a las tormentas de verano. Si miras por la venta, seguro que puedes ver como cae aun más agua sobre el agitado mar.
El rostro de un anciano con una larga vida. Los años no pasan en valde puesto que cada arruga es signo de los acontecimientos que más le han marcado: la muerte de su padre cuando aun era niño, su boda, el nacimiento de su hija, la muerte de su esposa,...
Foto 1: esta foto sugiere tranquilidad. Simplemente mirando la foto pienso en el mejor momento del día, que es sentarte con tu mantita en la silla, junto a la ventana y leer un libro. Esta foto hace que te olvides del estrés del trabajo y del día a día, para sentir la soledad que creo que todos necesitamos de vez en cuando.
La primera foto, la de la silla me sugiere calma, tranquilidad y sosiego. La asocio con una persona de cierta edad que disfruta de ese rincón de su habitación para meditar, reposar, leer y aprovechar el día, disfrutando lo máximo posible del silencio.
Foto1: Esa foto me transmite una gran tranquilididad. ¿Cuándo tendré tiempo de sentarme en una sillas de esas balancearme mientras leo un libro? oigo el ruido de la calle ya que la ventana está semiabierta pero el libro es más interesante que lo que pasa fuera. Muy importante la manta.
Allí continúa, no se ha movido ningún centímetro, la antigua mecedora en la que "amama Carmen" pasaba horas y horas leyendo sus novelas favoritas. Ella no dedicaba ningún minuto de su tiempo a ver la televisión, los ordenadores, o ni siguiera la radio. Sus viejas gafas, una manta y un libro era todo lo que necesitaba para ser feliz.
Amama Carmen nos dejó ayer, pero la mecedora y su inseparable manta continuan allí ajenas a la marcha de su fiel compañera.
La primera foto, la de la silla me sugiere calma, tranquilidad y sosiego. La asocio con una persona de cierta edad que disfruta de ese rincón de su habitación para meditar, reposar, leer y aprovechar el día, disfrutando lo máximo posible del silencio.
La silla se quedó sola y abandonada. Acompañada de un cojín, una manta y un libro. ¿Pero dónde estaba la dueña? ¿No se había dado cuenta que el cojín, la manta y el libro la esperaban? La silla mecedora no se movía, no hacía su función, algo había sucedido.
La mirada de este afgano transmite desánimo, y es el reflejo de la situación de conflicto y estrema pobreza que vive su país. Como padre de cuatro hijos tiene que valerselas para buscar comida, pues no tiene trabajo. El resto del día lo emplea reconstruyendo su casa destruida por una bomba.
Un hombre con mirada triste,lejana y pérdida. En sus faciones se nota el cansacio, la dureza que le ha proporcionado la vida. Una vida llena de altibajos y de lucha. Pero apesar de las dificultades a sabido salir adelante e intentar sonreir y mirar al futuro.
La mecedora me recuerda a la silla de Gauguin que pintó Van Gogh, mediante la cual trató de representar la austeridad de éste en contraposición a la sencillez de su silla, sobre la que se observa una pipa.
Sí, creo que es bastante austera y que hay que ser muy valiente para sentarse en ella. Uno puede sentirse cómodo ahí sentado pero debe, aún así, mantenerse erguido. Es elegante pero le falta espontaneidad.
Cuando me haga viejo me conformaré con una mecedora, una manta, y una buena novela. Las gafas prefiero no tener que usarlas, aunque me temo que será inevitable. De la imagen todavía se desprende la presencia reciente de ese abuelo sabio y sencillo, de esa anciana paciente y cálida. Cuando yo sea viejo espero no necesitar nada más que una hamaca, una manta, una buena novela y mis inseparables gafas; será señal inequívoca de haber aprendido de la experiencia.
FOTO SILLA:
ResponderEliminarUna mujer mayor estaba plácidamente leyendo un libro un sábado después de comer. Es viuda, y vive sola. Justo cuando llevaba 10 minutos leyendo alguien ha tocado el timbre, es su nieta de 24 años que viene a visitarla. Ella trabaja en otra ciudad, por eso, cuando vuelve el fin de semana a casa siempre va a hacerle una visita. Ahora mismo están en la cocina tomando un café y charlando sobre cómo les ha ido la semana.
MARTA LLANO SORIANO
ResponderEliminarLa fotografía de la mecedora me inspira ganas de sentarme en ella con un libro, tranquila, sin nadie que me moleste para leer o quedarme un rato pensando.
Mecedora: la mecedora, colocada justo al lado de la ventana, con el libro y las gafas, y la manta me recuerda a las tormentas de verano. Si miras por la venta, seguro que puedes ver como cae aun más agua sobre el agitado mar.
ResponderEliminarFotografia de la parte inferior
ResponderEliminarEl rostro de un anciano con una larga vida. Los años no pasan en valde puesto que cada arruga es signo de los acontecimientos que más le han marcado: la muerte de su padre cuando aun era niño, su boda, el nacimiento de su hija, la muerte de su esposa,...
Foto 1: esta foto sugiere tranquilidad. Simplemente mirando la foto pienso en el mejor momento del día, que es sentarte con tu mantita en la silla, junto a la ventana y leer un libro. Esta foto hace que te olvides del estrés del trabajo y del día a día, para sentir la soledad que creo que todos necesitamos de vez en cuando.
ResponderEliminarLa primera foto, la de la silla me sugiere calma, tranquilidad y sosiego. La asocio con una persona de cierta edad que disfruta de ese rincón de su habitación para meditar, reposar, leer y aprovechar el día, disfrutando lo máximo posible del silencio.
ResponderEliminarFoto1:
ResponderEliminarEsa foto me transmite una gran tranquilididad. ¿Cuándo tendré tiempo de sentarme en una sillas de esas balancearme mientras leo un libro?
oigo el ruido de la calle ya que la ventana está semiabierta pero el libro es más interesante que lo que pasa fuera.
Muy importante la manta.
Allí continúa, no se ha movido ningún centímetro, la antigua mecedora en la que "amama Carmen" pasaba horas y horas leyendo sus novelas favoritas. Ella no dedicaba ningún minuto de su tiempo a ver la televisión, los ordenadores, o ni siguiera la radio. Sus viejas gafas, una manta y un libro era todo lo que necesitaba para ser feliz.
ResponderEliminarAmama Carmen nos dejó ayer, pero la mecedora y su inseparable manta continuan allí ajenas a la marcha de su fiel compañera.
La primera foto, la de la silla me sugiere calma, tranquilidad y sosiego. La asocio con una persona de cierta edad que disfruta de ese rincón de su habitación para meditar, reposar, leer y aprovechar el día, disfrutando lo máximo posible del silencio.
ResponderEliminarLa silla se quedó sola y abandonada. Acompañada de un cojín, una manta y un libro. ¿Pero dónde estaba la dueña? ¿No se había dado cuenta que el cojín, la manta y el libro la esperaban? La silla mecedora no se movía, no hacía su función, algo había sucedido.
ResponderEliminarLa mirada de este afgano transmite desánimo, y es el reflejo de la situación de conflicto y estrema pobreza que vive su país. Como padre de cuatro hijos tiene que valerselas para buscar comida, pues no tiene trabajo. El resto del día lo emplea reconstruyendo su casa destruida por una bomba.
ResponderEliminarImagen 2
ResponderEliminarUn hombre con mirada triste,lejana y pérdida. En sus faciones se nota el cansacio, la dureza que le ha proporcionado la vida. Una vida llena de altibajos y de lucha. Pero apesar de las dificultades a sabido salir adelante e intentar sonreir y mirar al futuro.
La mecedora me recuerda a la silla de Gauguin que pintó Van Gogh, mediante la cual trató de representar la austeridad de éste en contraposición a la sencillez de su silla, sobre la que se observa una pipa.
ResponderEliminarSí, creo que es bastante austera y que hay que ser muy valiente para sentarse en ella. Uno puede sentirse cómodo ahí sentado pero debe, aún así, mantenerse erguido. Es elegante pero le falta espontaneidad.
Cuando me haga viejo me conformaré con una mecedora, una manta, y una buena novela. Las gafas prefiero no tener que usarlas, aunque me temo que será inevitable. De la imagen todavía se desprende la presencia reciente de ese abuelo sabio y sencillo, de esa anciana paciente y cálida. Cuando yo sea viejo espero no necesitar nada más que una hamaca, una manta, una buena novela y mis inseparables gafas; será señal inequívoca de haber aprendido de la experiencia.
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